lunes, 19 de abril de 2010

Indígenas panameños preparan su éxodo debido al hundimiento de las islas donde habitan

Los indios kunas de Panamá ven cómo las pequeñas islas que albergan a sus comunidades van poco a poco sumergiéndose debido al aumento del nivel del mar causado por el cambio climático, por lo que ya preparan su traslado a tierra firme.
“Nuestros ancianos nos dicen que el nivel del mar ya no está en la misma proporción que ellos conocieron décadas atrás”, explica Ariel González, secretario del Congreso General Kuna, la máxima institución administrativa y política de este pueblo indígena que habita el nordeste de la costa caribeña de Panamá.
Además, agrega el líder kuna, se están repitiendo inundaciones inusitadas y, “por la situación que llevamos -afirma-, lo más posible es que sí”, que las islas acaben por sumergirse bajo las aguas.
Se trata de 49 comunidades que, salvo dos que hay en las montañas, están expuestas al aumento del nivel del mar por hallarse en la costa o, en su gran mayoría, en algunas de las más de 300 pequeñas islas del archipiélago de San Blas, que con algo más de 32.000 habitantes integran la comarca de Kuna Yala.
González menciona estudios científicos que prevén que “el nivel del mar puede subir cerca de un metro, medio metro o metro y medio”.
Aunque los expertos no coinciden en la elevación, queda claro que este paradisíaco archipiélago se verá afectado, porque “la altura de las islas es de un promedio de medio metro o un metro”, agrega.
PLANEAN MUDANZA
Ante esta situación, los kunas planean el traslado voluntario de sus comunidades a tierra firme y tratan de convencer a la gente de la necesidad de hacerlo, e incluso se han marcado un plazo para ello.
“Tenemos que buscar cómo puede ser el procedimiento lo más real posible y lo más barato posible”, explica González, que muestra que ya tienen el borrador de un plan “de manejo costero” de Kuna Yala en cuya financiación ha colaborado el Gobierno británico.
La planificación del éxodo de las poblaciones debe darse “en los próximos años, comenzando con talleres de sensibilización, talleres de concienciación, ubicación de terrenos, busca de las áreas mejores (...) y todos esos factores que conlleva el traslado de una comunidad”, dice.
TRASLADO POR ETAPAS
El plan incluye un “proyecto piloto” de traslado de dos poblados en particular, cuya elección deberá decidirse “en los próximos meses”, para luego “replicarlo en otras comunidades”.
“No podemos esperar a que el Gobierno se despierte. Nosotros debemos tomar la iniciativa (...) Tenemos que tener un plan de traslado ya” en previsión de un desastre, asegura.
Sobre la financiación, el Gobierno y todos los organismos internacionales con quienes han hablado, dice, están más interesados en la compensación por la reducción de emisiones contaminantes a cambio de evitar la deforestación y degradación de los bosques, en el programa conocido como REDD, que en otra cosa.
“Si nosotros no produjimos el cambio climático, si no fuimos los que quemamos carbón, petróleo a grandes cantidades, por qué tenemos ahora que trasladarnos, cambiar de estilo de vida, de forma de ver las cosas (...) Quien es el responsable”, se pregunta González.
“Las empresas transnacionales, los países industrializados se tienen que responsabilizar” de estos daños, agregó el líder, que adelantó que la delegación kuna plantearán la cuestión en la Cumbre sobre el Cambio Climático de la próxima semana en Cochabamba.
“Nuestras profecías y nuestra tradición indican que el hombre blanco no va a encontrar la solución (a los problemas derivados del cambio climático) sin el apoyo de los pueblos indígenas”, sentencia González.
Por ello, el líder de este pueblo indígena que desde hace décadas goza de cierta autonomía respecto al Gobierno central panameño, explica que el proceso debe durar de “cinco a seis años” e insiste en que tienen que comenzarlo ya.
“Lo que queremos evitar es hacerlo sin planificar, en forma masiva y desordenada, porque estaríamos abocados a un caos ambiental también”, añade González, quien dice desconocer si el Gobierno de Panamá, país flanqueado por dos mares, diseña su propio “plan de contingencia o adaptación” ante la subida de las aguas.

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