miércoles, 28 de abril de 2010

"El derecho ambiental no es freno para la economía"

Invitado por el Congreso de la República, el abogado español Javier Junceda, especialista en derecho ambiental, estuvo de paso por Lima y presentó en la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos, Afroperuanos, Ambiente y Ecología su libro “Derecho ambiental en el Amazonas, un reto para Sudamérica”. A continuación comparte su visión sobre esta nueva vertiente del derecho.
¿De qué se ocupa el derecho ambiental?
Sirve para incorporar la variable ambiental en el desarrollo social y económico, pero en forma cualitativa y no cuantitativa. Eso significa introducir obligatoriamente en los sistemas de producción controles ambientales para producir sin daño adicional. La naturaleza siempre tuvo la capacidad innata de recuperación y de regeneración espontánea en mayor o menor tiempo. Entonces, donde el derecho ambiental sirve es para atajar todas aquellas actividades que hipotequen irremediablemente la recuperación espontánea de la naturaleza. Allí las leyes tienen que actuar.
¿Con leyes se puede detener el progreso económico e industrial?
Lo que se ha llegado a determinar es que si seguimos con este modelo de producción insensible a las condiciones naturales, es posible que no haya garantía de que ese nivel de desarrollo pueda continuarse en futuras generaciones. Por eso se habla de un aprovechamiento racional y sostenible. Se utiliza en determinados ámbitos el derecho ambiental como una especie de estrategia nacida para evitar el progreso económico. Hay mucha gente que tiene esa idea desenfocada, de que el derecho ambiental es un freno para las actividades económicas y, por lo tanto, esgrime la bandera extremista. Y eso no es así.
¿Cómo se manejan esos conceptos en la región?
América Latina no es ajena a la corriente internacional, pero se da la circunstancia de que tiene una biodiversidad muy singular en algunos espacios ultrasensibles como la Amazonía, que coincide en tener recursos naturales y bienes de primera utilidad, de un valor incalculable, además de estar en países que luchan por el desarrollo social y económico.
Algunos toman el derecho ambiental como una nueva ideología.
Hay una utilización desviadísima del derecho ambiental hacia escenarios ideológicos vinculados a evitar el progreso económico y para eso no sirve. No es una ideología, ni es válido el desarrollo económico extremo, ni es válido el ecologismo en los términos extremos que nos ocupan. Son dos posturas maniqueas que el derecho ambiental presente y futuro y hasta las legislaciones de muchos países de Europa no encuentran acomodo.
¿Y en el Perú cómo estamos en el aspecto legal?
Tienen las mejores herramientas legales, como la Ley del Ambiente y la Constitución, que consideran el derecho ambiental como fundamental, y eso tiene grandes consecuencias prácticas, como el acceso a determinados mecanismos de impugnación constitucional cuando se cometan delitos al ambiente o por infracciones ambientales.
Pero que se resuelven a través de un engorroso proceso judicial…
No. Hay una herramienta que se podría aplicar para poder sortear los problemas que se presentan sobre el medio ambiente y el desarrollo económico de lugares como la Amazonía: el arbitraje ambiental. En Estados Unidos muchos casos se resuelven por el arbitraje, donde la propia ley obliga a que antes de llevar a cabo una actividad productiva se deba someter obligatoriamente al arbitraje.
FUTURO AMBIENTAL
¿Cuál es el papel de EE.UU. en el derecho ambiental?
Ellos han creado la evaluación de impacto ambiental, los parques nacionales, la ecoetiqueta y la ecogestión. Han creado el comercio de emisión de determinadas sustancias de gases de efecto invernadero que se puso en funcionamiento en Kioto. Por lo tanto, desde el punto de vista de la creación de sistemas de responsabilidad ambiental, EE.UU. está notoriamente avanzado. Y estas herramientas se han trasladado a los acuerdos internacionales y de ahí a las legislaciones nacionales.
¿Por qué no suscriben el Protocolo de Kioto?
Es algo distinto, porque el asunto ambiental no puede ser concebido de una manera unilateral, tiene que ser en comunión con el desarrollo económico y social. Hallar un punto de encuentro muchas veces es muy delicado. EE.UU. considera que suscribir Kioto supone una detención de su proceso de desarrollo industrial y económico a escenarios inviables teniendo en cuenta, sobre todo, que hay países emergentes que no tienen ningún tipo de cortapisas de carácter ambiental como China e India, que están obteniendo índices de crecimiento notorios.
¿La cumbre de Copenhague fue un fracaso?
Se podría ver así, pero es un éxito que considere en el tema ambiental mecanismos novedosos del mercado mundial para la protección del ecosistema. Se va a introducir un elemento de interés económico ambiental para que las empresas si no producen o emiten gases de efecto invernadero puedan vender en el mercado. En Copenhague y en otras conferencias ya no se habla de derecho ambiental, sino de economía.

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